Este jovencísimo cuarteto bilbaíno, formado por Andoni de La Cruz, Alberto Eguiluz, Julen Alberdi y Chavi Marco, desprende ese carisma que solo se revela muy de vez en cuando. En su caso: en un escenario, su lugar natural donde son capaces de desatar tormentas concentradas en pocos metros cuadrados, cargando cualquier garito de electricidad estática hasta niveles ingobernables. Vulk son un pánzer que dispara cuchillas de guillotina, post-post-punk de rigurosa ética, orgullosos de sí mismos y de su condición. Pensad en Mission Of Burma, Zounds, Gang Of Four, Parquet Courts, Preoccupations (fka Viet Cong) o, más cerca en el espacio y el tiempo, en Juventud Juché o Betunizer. Rabia, estructuras poliédricas y angustia post-adolescente.
Pero en Vulk hay mucho más que eso, hay firmeza para no ceder ni un paso atrás, soportada sobre unas letras crípticas que retuercen conceptos como la soledad, la incomunicación y el paso del tiempo. Esta estricta ética es la que está detrás de su enigmático artwork diseñado por el propio grupo (estudiantes de Bellas Artes).